y el nuevo paradigma femenino |
Ángela Gilardi |
La feminidad ya no se puede limitar a la sensibilidad, la pasividad y la maternidad. Tenemos que volver a descubrir y a expresar su capacidad creadora y transformadora. Necesitamos un cambio de valores en ambos sexos, mediante la capacidad de integrar simultáneamente los opuestos, aparentemente excluyentes entre sí. Lo femenino en el cosmos Aunque el concepto de “mujer” ha estado sujeto a interpretaciones históricas temporales, lo femenino ha transcendido más allá de los cambios de paradigmas como algo que permanece claro y preciso en el alma de los hombres desde la antigüedad. La imagen de lo femenino en el Cosmos está presente en todas las culturas antiguas. Analicemos. Si partimos hacia el extremo Oriente, China en particular, consideramos que desde la Época Feudal aparece la noción de TAO como “Padre-Madre del Universo”. De la Gran Unidad proceden los dos reguladores, yin, lo femenino, y yang, lo masculino, cuya combinación al infinito crea todo el proceso del devenir. Además el Tao es el Gran Vacío de la Gran Matriz de todo lo que existe bajo al cielo. El Tao primordial es un “vacío lleno de potencialidades y de eficacia”. Para la antigua cultura china, lo femenino es parte de los Orígenes sagrados, del inicio, del mundo celeste creador. La potencia creadora no es exclusivamente masculina, como para Occidente; en el Tao, la interacción yin-yang constituye la unidad primordidal. En Oriente, la concepción bramánica muestra una trilogía de lo sagrado a través de Brahma, Vishnu y Shiva, pero estos tres aspectos no existen solos, sino en unión a su contrapartida femenina, su shakti. Correspondiendo a: Sarasvati: diosa de la Sabiduría, de la Música, de las Ciencias. Inspiradora de los Vedas. Renovación espiritual. Lakshmi: diosa de la prosperidad, de la pureza, de la generosidad, la fortuna, la belleza. Kali: diosa de la Danza Cósmica, los ciclos, y en consecuencia de la muerte. Más allá de esta Trilogía sagrada, en India veneran a la Gran Madre, la Mahasarasvati o la Mahashakti, cuyas cualidades son: tranquilidad, compasión inagotable, energía, irresistible pasión, voluntad aplastante, belleza, armonía, ritmo, gracia cautivadora, conocimiento interno, trabajo cuidadoso, perfección tranquila y precisa en todas las cosas. Lo que nos da igualmente una plasmación de “lo femenino” a través de estas virtudes. |
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